Educación para la paz
La educación para la paz ha sido impulsada por el movimiento pacifista y el ámbito académico de la investigación para la paz. Su atención se ha centrado en el conflicto como fenómeno inevitable y positivo, y las respuestas alternativas a la violencia ante los choques de intereses en el ámbito internacional, interpersonal o intergrupal. Además de esta educación en y para el conflicto (Cascón), la educación para la paz mantiene dos ejes principales de trabajo:
- El reconocimiento, cuestionamiento y rechazo de la violencia en todas sus manifestaciones: directa, estructural y simbólica.
- La capacitación en la noviolencia, un conjunto de habilidades personales y estrategias colectivas que permiten enfrentarse a la violencia para disminuirla y erradicarla.
“Los movimientos noviolentos europeos siempre han utilizado el término noviolencia como una sola palabra. La razón principal es la de explicitar con total claridad que la opción noviolenta no supone una mera negación de la violencia directa, sino un proyecto positivo de transformación radical de la sociedad y de nosotros y nosotras mismas. El objetivo fundamental será acabar con la denominada violencia estructural haciendo de la coherencia entre fines y medios uno de sus elementos fundamentales” (Cascón). La noviolencia supone a la vez un estilo de vida y una estrategia de lucha, por lo que su potencial para el currículo por competencias es inmenso.
El conjunto de conocimientos, habilidades, valores y actitudes que posibilitan la paz reciben el nombre de cultura de paz.
Saberes culturales hacia la paz |
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Asertividad
Autenticidad Confianza Consenso Convivencia Cooperación Corresponsabilidad Creatividad |
Democracia
Diálogo Dignidad Derechos humanos Emancipación Empatía Equidad Pluralidad |
Inconformismo
Inteligencia emocional Noviolencia Pensamiento crítico Proactividad Prosocialidad Resolución de conflictos Sostenibilidad |
“La ECP [Educación para la Cultura de Paz] pretende contribuir a la construcción de un Nuevo Orden Internacional basado en un concepto de paz positiva, de modo que las relaciones en cualquier nivel (individual, social, nacional e internacional) tengan como resultado la solución noviolenta de los conflictos y la justicia social. En la concepción de paz intervienen tres principios de reconstrucción social esenciales: a) Principio de Dignidad (Derechos Humanos/Democracia); b) Principio de Solidaridad (Desarrollo sostenido y respeto del medio ambiente); c) Principio de Seguridad (Desarme)” (Tuvilla, 2004).