Seguridad Humana

El término «seguridad humana» aparece por primera vez en el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de 1994. La idea central es introducir el concepto de «seguridad humana» y anteponerlo al de «seguridad nacional», es decir, anteponer la seguridad de las personas a la seguridad del estado-nación.

¿Qué necesitan las personas para sentirse seguras? Necesitan saber que podrán comer cada día, que podrán ejercer una profesión o tener un trabajo que les permita ingresar un salario digno y disponer de recursos económicos suficientes, necesitan salir a la calle sin temor a ser asaltadas o a que sus derechos sean violentados, necesitan sentirse seguras ante el estado, necesitan sentirse libres y aceptadas independientemente de su origen, sexo, tendencia ideológica, religión…

En resumen, y citando el informe del PNUD de 1994, “la seguridad humana no es una preocupación por las armas; es una preocupación por la vida y la dignidad humana”. Ya en 1994 se creyó que este concepto sería revolucionario en la sociedad del siglo XXI. Y, tal y como se reconoce en este mismo informe, es un término difícil de definir pero intuitivamente sencillo, especialmente cuando hay una ausencia de alguno de los componentes que son la base de la seguridad humana.

Según el informe del PNUD, la seguridad humana se fundamenta en 4 pilares:

  • La universalidad. Las condiciones para que se dé la seguridad humana son comunes a todas las personas, independientemente del lugar de origen o residencia. La necesidad de un hogar, de alimentarse, trabajar y vivir en condiciones dignas (eliminación de la violencia, de la delincuencia,…), la prevención y lucha contra las enfermedades, la protección de los derechos humanos,… forman parte de las condiciones que garantizan la seguridad humana.
  • La interdependencia. El hecho de que en una parte del mundo se vean amenazados los derechos humanos, que haya hambrunas, terrorismo, que la violencia y la delincuencia se incrementen o agudicen, que el tráfico de personas sea una realidad, etc. afecta directa o indirectamente al resto de países del mundo. Los casos de terrorismo y hambrunas son los que mejor ejemplifican la interdependencia global, ya que generan ataques preventivos o políticas de seguridad nacional internacionalizadas, en el primer caso; y, en el segundo caso, movimientos migratorios que, sin una gestión eficaz y sin políticas adecuadas, acaban en crisis humanitarias graves que afectan a muchos territorios.
  • La prevención es el elemento clave en la consecución de la seguridad humana. La violencia, la enfermedad, las hambrunas,… se pueden prevenir con acciones nacionales e internacionales de fomento de la cultura de paz, de información y formación de profesionales y población, de gestión de cultivos,…
  • El ser humano. Otros conceptos relacionados con el tema de seguridad, como es el caso del término «seguridad nacional», se centran en el mantenimiento de la seguridad de un estado, quedando las personas en un segundo o tercer plano. El concepto de seguridad humana sitúa a las personas en la primera línea de acción. En resumen, las personas somos objetos y sujetos de unas acciones que deben ir orientadas a la consecución real del desarrollo humano y al ejercicio y disfrute pleno de los derechos humanos.

En cualquier caso, el concepto de seguridad humana es interpretable. Igual que lo es el de derechos humanos. Y, de hecho, se habla de un concepto de seguridad humana restringida y de un concepto más amplio. La seguridad humana entendida desde el punto de vista restringido implicaría responder a las amenazas a la integridad física en situaciones de conflicto, especialmente de conflicto armado, y estaría en la línea del concepto de seguridad nacional, con intervención armada,… El concepto ampliado estaría en la línea de avanzar para la consecución del desarrollo humano global o planetario.

El principal riesgo de la aplicación de conceptos muy vagos de seguridad humana es que pueden suponer un cheque en blanco para los países más ricos. En este sentido, éstos podrían justificar intervenciones por razones humanitarias en determinados territorios cuando, en realidad, dichas intervenciones podrían tener un carácter estratégico (el mantenimiento del control geopolítico o de recursos energéticos, por ejemplo). El otro elemento de riesgo que se considera es la potencial oportunidad de iniciar la militarización de determinadas políticas, debido a la vinculación entre seguridad (ejército/policía) y políticas de desarrollo.

El debate teórico y la práctica estatal e internacional en este ámbito están abiertos y nos ayudan a reflexionar sobre la necesidad de profundizar en cómo avanzamos hacia el ejercicio y disfrute pleno de los derechos humanos a nivel global.

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