Economía solidaria

La economía solidaria es una alternativa al modelo de producción, distribución y consumo capitalista. Éste último privilegia únicamente el máximo nivel de beneficios económicos, dejando de lado elementos vitales como la soberanía alimentaria, el comercio justo, la sostenibilidad medioambiental de la producción,…

La economía solidaria implica una nueva forma de organización de la producción, pero también implica una nueva forma de organización de la sociedad y de la relación sociedad-proceso productivo en base a valores como la justicia, la equidad, la solidaridad y la cooperación. La economía solidaria también se caracteriza por la incorporación de la democracia y la participación en los procesos de toma de decisiones.

Pero la economía solidaria es también una respuesta viable al sistema capitalista y una forma de vivir, tal y como se recoge en la Carta de la Economía Solidaria.

La economía solidaria adopta la forma de cooperativas y otras formas jurídicas «sociales». En España, y organizadas en torno a la REAS (Red de Redes de la Economía Alternativa y Solidaria), hay más de 200 entidades que la llevan a la práctica. Las actividades que realizan las empresas de economía solidaria son diversas, aquí se mencionan sólo una pequeña parte: reciclaje y recuperación; microcréditos para el autoempleo; mensajería en bicicleta; talleres ocupacionales; actividades agrícolas y ganaderas; educación ambiental; formación y asesoramiento orientado a la búsqueda de empleo para personas en riesgo de exclusión social; comercio y consumo (tiendas de comercio justo, cooperativas de consumo y distribución de productos ecológicos); empresas de catering;…

Las entidades de la economía solidaria están contribuyendo a la transformación social mediante su acción diaria, la elección diaria de una forma de consumo que se orienta hacia una economía sostenible desde el punto de vista económico, social y productivo. En resumen, la economía social es una apuesta por una economía a la medida y servicio de las personas.

El contexto de la crisis económica que afecta a nuestro territorio desde 2008 está contribuyendo al desarrollo de diferentes iniciativas ligadas a la economía solidaria; básicamente porque la economía solidaria propone una nueva forma de consumo y producción pero también incluye una forma alternativa al dinero. Se trata de la moneda social. La moneda social es una iniciativa que pretende sustituir el intercambio de productos y servicios basados en el dinero (euros, en el caso de la zona euro) por una moneda social, que no tiene validez en el mercado, pero sí en la comunidad. En Cataluña hay diferentes experiencias con la moneda social. Aquí recogeremos la del Ecosol.

La experiencia del Ecosol es interesante en la medida en que se articula una única moneda social en contextos geográficos diferentes (Madrid y Barcelona), con un mismo valor. Antes de empezar a hablar del Ecosol, cómo funciona y si es viable o no la implantación de la moneda social, es importante considerar que la moneda social se plantea como un instrumento para las personas. En este sentido, la moneda social no es un fin en sí misma, ni tampoco es un fin acaparar el máximo posible o invertirla para luego obtener más «rentabilidad» y acumular más.

El objetivo de la moneda social es que las personas puedan adquirir lo que necesitan, sin elementos de especulación. Todo ello responde a la necesidad de que exista una economía real. Es decir, mientras existan personas (con conocimientos, habilidades,…) y cosas, hay posibilidades de intercambiar. Y, en este escenario, el dinero (euros, dólares,…) no es necesario.

Con la moneda social (que no tiene un reconocimiento oficial), las personas pueden adquirir ropa, alimentos,…; las empresas y profesionales pueden intercambiar servicios y productos,… Pero ¿cómo se accede a esta moneda? ¿Qué valor tiene? ¿Cómo se regula? En principio, el mercado Ecosol se crea con la mentalidad de construir una comunidad de crédito mutuo sin intereses. La idea es reforzar la economía e iniciativas locales. En esta comunidad participan entidades, empresas, profesionales y personas físicas. El Ecosol se ha estructurado como una moneda virtual y sólo se emite moneda y se intercambia «papel físico» en las Ferias anuales que se realizan. Como consumidoras finales, las personas pueden intercambiar Ecosol con un valor en relación al euro de 10 euros – 11 Ecosol.

Otras iniciativas de intercambio no económico se articulan a partir de los bancos de tiempo y del trueque. Los bancos de tiempo tienen sus propias formas de organizar y articular el intercambio de conocimientos y servicios.

Hay iniciativas que han demostrado la viabilidad de la moneda social como elemento de dinamización del mercado de consumo local. Los ejemplos que más llaman la atención son el Wir suizo y el Chiemgauer alemán.

La economía solidaria representa un reto y una alternativa. Las distintas modalidades en las que esta economía solidaria puede transformarse y dar respuesta a las situaciones de miles de ciudadanos son su principal riqueza.

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